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VIAJEADENTRO

EL MAC DONALD'S DE SOUTHBURY

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(Sábado)

La muchacha detrás del mostrador es obesa

Pesa al menos 400 libras

Tiene el pelo corto y castaño y la voz ronca

Esta impaciente con el cliente

No entiende lo que quiere

“el del medio, el del medio,” insiste él

quiere un desayuno que está entre otros dos en la lista en un letrero en la pared

“no hay tamaño mediano,” grita ella, “y no me grite.”

El muchacho y un amigo que le acompaña visten ropa de obreros de construcción

Son trigueños de piel morena

La muchacha obesa tiene el rostro encendido

Interviene ahora otra empleada

Habla español

Se aclara la confusión

“es que no durmió bien anoche,” le explica a los dos muchachos, “no durmió con macho.”

Ellos ríen

Les pregunto de donde son

Son de Guatemala

La muchacha obesa le entrega el pedido al muchacho

Su amigo pide lo mismo

Pagan y se sientan.

Me toca mi turno y pido un café grande con tres cremas

La muchacha obesa me entrega el café

Pago y me siento

Poco después la escucho reir con otro cliente

Los guatemaltecos también ríen

No llega la sangre al río

Ni a la risa

Afuera es mayo en Southbury

Y el cielo está muy azul.

Southbury, Connecticut  

5 de mayo del 2007


(Domingo)

Todas las empleadas detrás del mostrador son pequeñas y morenas, con pelo muy negro y lacio

Tienen trenzas

Se mueven con mucha gracia

Rápido

Me parecen colibríes

Todas son ecuatorianas menos una

Que es mexicana de Oaxaca

Pregunté

Los clientes son de acá, de Connecticut,

No pregunté, pero lo sé

Son ancianos retirados

Jóvenes parejas

Con niños

Sin niños

Hombres solos

Mujeres solas

Entran, piden , pagan, se sientan

Sus antepasados vinieron de Irlanda, de Italia, de Polonia,

De Grecia, de Alemania

No pregunté, pero sé que eran de allá

Hay dos negros

Entran, piden, pagan, se sientan

Se van

En el lote de estacionamiento los carros son americanos

Fords, Chevrolets, Pontiacs

Las ecuatorianas y la mexicana hablan español entre sí

Hablan inglés con los clientes

Y se mueven con mucha gracia

Rápido

Me parecen colibríes.

Southbury, Connecticut  6 de mayo del 2007



 

NEWPORT

 

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( Blues Workshop, 1967)

Mississippi John Hurt tiene puesto un sombrero negro.

     Está sentado sobre un cajón y parece un Buda africano.

      Canta con dulzura, sin esfuerzo.

      Candyman.

      Avalon Blues

      Louis Collins

Sus dedos se mueven rápidamente sobre las cuerdas de su guitarra.

       Sherwood dice que es una guitarra barata de las que venden a veinte dólares en el Catálogo de Sears

pero que es como si escucháramos a Segovia tocando la guitarra que le hizo Herman Housser.

     Ellen pregunta quien es Herman Housser y

Sherwood da una larga explicación

que a mi no me importa

      que a Ellen tampoco le importa porque preguntó por preguntar

Y alguien manda a callar a Sherwood

que calla.

      Pete Seeger está sentado cerca de nosotros

junto a un hippie muy joven y flaco  de pelo largo que

luego me entero que es Arlo Guthrie

cuando esa noche le escucho cantar Alice’s Restaurant.

    El mundo era casi niño entonces en aquel blues workshop y estábamos convencidos de la verdad inocente de la garganta y la guitarra barata de Mississippi John Hurt.

    No sé que se ha hecho de Sherwood y de Ellen y Russell.

    No sé si en algún momento se acuerdan aún de aquella tarde y si a veces, como yo, vuelven a

   creer en la verdad inocente de la garganta y la

guitarra barata de Mississippi John Hurt.

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(Thames Street, 1968)

Despierto y miro hacía la bahía

  y veo el enorme yate.

Me cuenta Mrs. McQuaid que es

    el Christina

que ancló anoche y a borde vinieron Onassis y Jacqueline Kennedy.

     “Seguro  que están ahora en casa de los Auchincloss,” me dice Mrs. McQuaid.

      Se me antoja ver a Jackie .

      Me monto en el carro y paso por Hammersmith Farm, la mansión de los Auchincloss, el padrastro y la madre de Jackie.

      No veo a Jackie.

      Me obsesiona ver a Jackie.

Pero me doy cuenta que será imposible.

      Desisto.

Esa tarde estoy en una pizzería en el centro del pueblo

     desde afuera se escuchan voces excitadas

y salgo a ver que pasa.

      Camina Jackie por la Calle Thames

con otra mujer y tres escoltas del Servicio Secreto.

    Alguien aplaude

una mujer grita, “We love you!”

     y yo me derrito mirando a Jackie.

Está bronceada y con pantalones ajustados

     y en ese instante su delicado encanto de  linda niña de alta cuna

su magnestismo de viuda joven que comienza  a superar la tristeza

 se trasnforman en el lujurioso hechizo de una diosa tropical.

     Jackie tiene el andar de una fiera.

Mueve sus caderas al ritmo de bongó, tumbadora y maracas.

     Se va Jackie

dobla una esquina y se monta en una limosina negra.

     Y yo en ese momento detesto a Onassis

         y hasta pienso  en hundir el Christina.

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( Newport Bridge, 1969)

Sueño que cruzamos el puente , mis primos y yo,

en un convertible rojo con la capota baja

   a toda velocidad

 Jorge maneja

      a su lado se sienta Eduardo

  Carlos y yo vamos sentados atrás.

Yo río con ellos

   pero en secreto temo que el carro caerá al mar.

No sé si ellos también  ocultan el miedo

   y no sé porque vamos tan rápido.

Después de todo, esta es la Bahía de Narragansett,

    no es  la Bahía de La Habana

y cruzamos por un puente y no por un túnel.

    Y del otro lado están Newport, Middletown y Portsmouth,

y no Guanabacoa, Regla ni La Habana del Este.

    ¿Y para  qué tanta prisa si se nos va a acabar la niñez y jamás volveremos a vernos?

COSAS DE VIEJO

el viejo habla y cuenta

habladurías de viejo
cuentos de viejo
que nadie quiere escuchar
menos el viento que también es viejo
y habla y cuenta
y habla y cuenta.

Miami, 23 de mayo del 2004

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busqué al oráculo
hay tanta confusión, le dije,
tanta noche y sordera
unas palabras le ruego, maestro,
que me sirvan como norte
y me susurró
todos tenemos nuestra propia realidad
levántate
busca la tuya
y si no la encuentras
invéntala
que para eso son los espejos.

Miami, 23 de mayo del 2004

RUMBO A LIMA

Tierra andina que de niño soñé ver

de aquí te veo, como cóndor, de la altura.
Nevados picos que se empinan sobre nubes
Sierra India, Patria Inca, veo tu rostro
y escucho el canto, canto viejo, milenario
tierra andina de los sueños de mi infancia.

1983


ADIOS

Cuando se apague la última estrella

y la luna se vista de negro
no quiero que me lloren
ni que cuenten mi mejor chiste
ni el peor.

Quiero que simplemente sepan
-que reconozcan-
que quize vivir mi vida
como si la vida fuera un bolero.

Miami, 19 de noviembre de 1995

DIOS

Diós mío

siento que el andar se me hace difícil
y el camino es duro y peligroso
y cuando creo que he avanzado, me doy cuenta que apenas comienzo
o que estoy en retroceso.

Me canso
me caigo 
me pierdo.

Te confieso que a veces me desaliento
y hasta me enojo y me siento abandonado.
Pero entonces saco fuerzas
me levanto
y siento que encuentro el rumbo.

Me nace la fe
y sé que estás conmigo
y el camino, Señor,
no me parece áspero ni arriesgado.

Estoy de pie
avanzo
vivo 
llegaré.

Miami, 5 de enero de 2004

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Jesús
una vez en Jerusalén
me nacieron tres poemas
pero ninguno sobre tí.

Y no es que no tuviera fe entonces.
Tal vez es que era una fe confusa
ingenua
débil.

Desde entonces, Jesús, me has puesto a prueba muchas veces.
Y mi fe es más madura,
más fuerte, Señor.
Esta noche, lejos de Jerusalén, tanto tiempo después,
pienso en tu Vía Dolorosa
en tu Cruz
en tu Santo Sepulcro
y me salen del pecho estos pobres versos
con los que quiero decirte
que creo
mucho.

Miami, 5 de enero de 2004


MIAMI

Fue una tarde

de arco iris gris y negro
de hojas sueltas
hojas muertas
y perfume de distancia.

Fue una noche
silenciosa
apagada
misteriosa
noche muda 
de esperanza sepultada
noche fría
indiferente.

Fue mañana deslumbrante
de mariposas y rosas
y una risa resurrecta
que en el verde 
jugueteaba.

Miami, 20 de abril de 1985

NUEVA YORK

un domingo en Nueva York

  en un pequeño salón sobre el vestíbulo del Waldorf Astoria
me detuve frente al piano de Cole Porter
y estoy convencido de que ví sus manos moverse sobre las teclas
y escuché una suave melodía de amor
y luego 
   en el Museo de Arte Moderno
miré como las manos de Vincent Van Gogh
   inventaban una noche en que todas las estrellas eran Venus.

y era otoño
y al caminar por el Parque Central
me acarició una brisa
delicada
como una melodía de Cole Porter
y ví en las hojas de los árboles
los colores vibrantes de la paleta de Vincent Van Gogh.

atesoro ese domingo
de brisas y melodías tenues
y de hojas y lienzos de colores encendidos

pero más que todo porque esa noche
  después de una ausencia
tuve tus manos entre las mías
y supe
que en tus manos
hay más magia que en las manos de Cole Porter
y las manos de Vincent Van Gogh
y hay más música y colores.

y te besé
y al mirar tu rostro supe
que tal vez
puedo vivir sin suaves melodías de amor
y sin noches en que todas las estrellas son Venus
pero que no puedo vivir si tí.

6 de noviembre de 1995

LOS ANGELES

Una extraña luz

-melancólica, sepia-
cubre a Los Angeles
como un viejo velo de novia
-amarillento por el tiempo-
sobre una cabeza sin color ni brillo

Los Angeles me parece una anciana
que no decide si está triste
o llena de esperanza
o tal vez las dos cosas a la vez

una anciana solitaria ante un espejo
contemplando las arrugas de su rostro
sin estar segura si en algún momento hubo belleza en la imagen
o juventud
o sonrisa
o boda
o traición
una anciana confusa entre recuerdos y olvidos.

yo nunca la ví así
nunca la sentí así
a Los Angeles
que siempre fue 
núbil
radiante
bella
alegre
menos hoy
porque tú estás lejos
y sé que has llorado.

Los Angeles, 2 de n oviembre de 1995

A MARILYN

Era octubre

   y el aire era gélido en Moscú.

en el Parque Gorki

  había cuervos

y huellas en la nieve

   y  árboles desnudos

y un anciano con un sobretodo raído color marrón

    y que hablaba solo.

Fuimos a una carnicería

   Había muy poca carne

y costaba cara.

Svetlana estaba detrás del mostrador

    con una gorra blanca

    un delantal manchado

    y una expresión vacía en los ojos

su rostro era enorme

con  muchas verrugas

y tenía una sonrisa de idiota

con algunos dientes de acero.

Tú dijiste que Svetlana probablemente había tenido una vida muy dura.

Te conmovió Svetlana

Me conmoviste tú.

 

26 de noviembre de 1995

 

ASUNCION

Amo a Asunción

   como amo el recuerdo de tu cabellera azabache

   tu tez canela

   tu cuerpo esbelto

    tu forma de moverte

y tu acento rioplatense.

Recuerdo a Asunción

     como recuerdo aquella foto que me enseñaste que te tomaron en Montevideo cuando tenías cinco años 

     y aquello que me contaste de que eras la más morenita

de la casa

      y te decían con ternura

      el pancito acabado de salir del fogón.

Llevo a Asunción aquí, apretada en mi pecho, como

      te llevo a ti,

      y esta noche en la lejanía vuelvo a escucharte

      decirme que Onetti vivió la vida en pijamas

      te escucho ahora cuando me lees aquello

     que escribió  Onetti de que el hombre conoce a una

niña y se enamora y la pierde

      y pasa el resto de su vida buscándola.

No dejo de pensar en Paraguay,

       en aquel asado al que nos invitaron y como nos hicieron comer la cabeza de vaca que habían enterrado en un hoyo en la tierra

        y lo lindo que nos parecía escuchar a la gente hablar

guaraní

         y la música de arpas

y el viejo hotelito alemán donde nos conocimos, con las alfombras raídas y los muebles de madera oscura.

Amo aquellos días en Asunción

que pena que no fueron eternos

que pena, mi pancito acabado de salir del fogón, que no te dije que te quise tanto en Asunción

y que no sepas como te estoy queriendo ahora,

tanto tiempo después.

 25 de abril de 2007

SANTA FE

las montañas exhalan fantasmas

lanzan bocanadas de fantasmas de fuego invisible

para que ululen

para que griten en silencio

donde los indios sembraban maíz

y los españoles vinieron a sembrar cruces

y el maíz se mezcló con las cruces

y la sangre con el barro

y las nubes con la nieve

y todo se confundió en viento viejo

que ahora trae a los fantasmas de fuego invisible.

 

Santa Fe, Nuevo México

27 de abril de 1985

HAITI

Hay un millon de estrellas

y una brisa que trae aroma de hierba mojada
  y trae el sonido de música y risas.
Miro hacía el mar.
Una luz parpadea en la lejanía.
Me imagino una sirena, un marinero casi niño.
O casi viejo.
Un suspiro.
Un beso a escondidas. 
Un adiós de amantes.
Miro hacía la ciudad.
Y la noche y la distancia engañan.
   Desde las lomas de Petionville,
Puerto Príncipe luce bella.
Elegante.
Alegre.
Próspera.
Pero de pronto pienso que nunca he escuchado
    el trinar de un ave en Puerto Príncipe 
    ni he visto un arcoiris.
Y me doy cuenta en este  momento que  ni siquiera sé si crecen flores 
     en Haití.
La tristeza me invade.
       y me atenaza el pecho
      Me duele Haití.
Hasta que
      como milagro
siento tu imagen
y recuerdo que tú amas a Haití.
Sonrío.
Sé que en la mañana cantará un ruiseñor
     y el cielo estallará en colores deslumbrantes
     y en la brisa flotarán pétalos
     de rosas silvestres
     y se sentirá su fragancia.
Sé que todo eso es posible.
Porque 
      aunque esta noche te extraño
sé que existes.

Petionville, Puerto Príncipe. 15 de diciembre de 1995

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SUEÑO

siempre te soñé

aún sin haberte encontrado

sabía que eras para mí

    y que solo tenía que esperar

    a que sonrieran la luna y Venus

y al encontrarte

pensé que vivía un sueño

      pensé que los sueños eran reales

      o al menos ese

          de tenerte en mis brazos lo era

pero supe siempre

que te perdería

       que aquel sueño era fugaz

       que se rompería

y así fue

         ya no estamos juntos

 tú estás con otro

  me dicen que eres feliz

         y yo

         voy de locura en locura

con un sueño roto

que es terriblemente real

        te sigo soñando

        y miro al cielo

y ya no sonríen la luna ni Venus.


Nueva York, 15 de octubre de 1968

HUNTINGTON BEACH

Ola fría que abraza

la solitaria arena
bajo el gris 
de una tarde de abril
en el sur de California

Playa extraña
sin gaviotas
ni risa infantil
ni besos de amor joven

En la mañana habrá sol
y algún viejo
recogiendo caracoles
y algún canto
de tierra lejana
pacífico mar
océano pacífico
que con las algas
llevas y traes
pedazos de vida.

Huntington Beach, California
25 de abril de 1985

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mañana de campo
aquella
de sueño viejo
y peces tropicales

mañana 
de amargo vino
y perfume
de pétalos marchitos
en lejano recuerdo
de humo 
y arco iris
en silencio 
que se mueve
como sombra
lentamente oculta

Huntington Beach, California
25 de abril de 1985

EN TIERRA SANTA

despertó jerusalén

con un cielo de espléndido azul
y media luna de débil blanco sobre una colina
vestida de flores
amarillas, verdes y rojas.

y sobre otra colina
de vieja arena
el sol soñoliento aún

y en las calles 
gatos
de sabia mirada
mirándome a mí
entendiéndome a mí

y en la distancia
humo negro.

Jerusalén, 7 de junio de 1988

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frente a la puerta de yafo
camina un viejo de ojos hundidos
palestino de sucio ropaje
con hambre en el rostro
y amargura en la lengua

y pasa una monja
italiana tal vez
de mejillas robustas
y oración en los labios

y se cruzan
y se miran
y no se ven

frente a la puerta de yafo
hay sangre seca
que huele a hambre
y huele a mejillas robustas
y que tiene el sabor de amargura
y que tiene el sabor de oración.

Jerusalén, 8 de junio de 1988

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una cruz
media luna
y la estrella de david
sobre belén.

sobre belén
un cielo sin nubes
y en la plaza 
un soldado israelí
que es casi niño
y un niño palestino
con ojos de viejo.

y yo 
sintiéndome niño
yo sintiéndome viejo
en belén
bajo una cruz
media luna
y la estrella de david.

Belén, 8 de junio de 1988